
Estamos viviendo tiempos de
desconfianza y pesimismo. Recuerdo un estudio de GfK Adimark – 2014 que leí titulado “Estos
jóvenes de hoy en Día”. Me llamó la atención,
algunas conclusiones sobre los chilenos entre 15 y 24 años, por ejemplo: "Es un
rango etario que está disminuyendo como población, y son un 9% menos
felices, un 16% más satisfechos con su relación de pareja y 24% más satisfechos
con su relación de amigos". También concluye indicando que "Se alejan de las relaciones
sociales presenciales como medio de contacto", porque para esos efectos el 97%
utiliza internet, y el 79% de ellos chatean (un 12% más que el 2013) siendo
la mensajería chat su espacio de refugio privado y experimentación
social.
¿Qué tan optimista somos?
Estudios del comportamiento indican que para comunicarnos con los demás en el trabajo y con nosotros mismos, utilizamos diariamente alrededor de mil frases. ¿Cuántas de ellas son positivas u optimistas? ¿Serán todas? ¿La mitad? ¿El 20% de ellas? o menos. Ahora, si cambiamos que la pregunta por: ¿Qué porcentaje de nuestro día a día es positivo y optimista? Es probablemente la respuesta sea similar a la que habríamos dado a la primera pregunta. La razón de ello se encuentra en el hecho que normalmente, utilizamos el lenguaje para etiquetar y enjuiciar las experiencias que tenemos. Sin embargo y curiosamente, no declaramos lo que realmente “sentimos” con lo que nos sucede, sino que emitimos un “juicio” o sea, hacemos nuestra interpretación de lo que nos sucedió. Y ahí es donde el lenguaje se convierte en el protagonista de la función.
Estudios del comportamiento indican que para comunicarnos con los demás en el trabajo y con nosotros mismos, utilizamos diariamente alrededor de mil frases. ¿Cuántas de ellas son positivas u optimistas? ¿Serán todas? ¿La mitad? ¿El 20% de ellas? o menos. Ahora, si cambiamos que la pregunta por: ¿Qué porcentaje de nuestro día a día es positivo y optimista? Es probablemente la respuesta sea similar a la que habríamos dado a la primera pregunta. La razón de ello se encuentra en el hecho que normalmente, utilizamos el lenguaje para etiquetar y enjuiciar las experiencias que tenemos. Sin embargo y curiosamente, no declaramos lo que realmente “sentimos” con lo que nos sucede, sino que emitimos un “juicio” o sea, hacemos nuestra interpretación de lo que nos sucedió. Y ahí es donde el lenguaje se convierte en el protagonista de la función.
Es fácil imaginar la clase de resultados que
puede producir el hecho de repetir constantemente frases como: “Estoy cansado
que todo me salga mal”, ¿Por qué no consigo los resultados que quiero?”, “Soy
un desastre…”, “No soy capaz de hacer esto…”, etc. Y por el contrario, el
efecto de frases como: “Soy una persona saludable y plena de energía”, “Me
siento bien y en control de mi vida”, “Tengo la capacidad para superar los
obstáculos”. Claramente es una condición muy diferente que predispone a
cualquier persona a mantener una actitud bien diferente. En ambos casos, lo más
probable es que terminen teniendo la razón, porque se cumple lo que se llama:
la ley de la atracción; o como dijo Henry Ford: "Sea que pienses que
puedes o que no puedes, terminas teniendo la razón".
Son pocas las personas que le dan la
importancia que merece al hecho de utilizar un vocabulario y construir frases
con un carácter positivo. Porque aquello que se dice y repite constantemente en
base a un lenguaje negativo o pesimista, con frecuencia se terminan atrayendo y
experimentando justamente eventos y emociones negativas. Por el contrario,
aquellos que impregnan sus mensajes con un vocabulario positivo y
optimista, están creando con su actitud el clima propicio para experimentar
bienestar, ampliar sus posibilidades y conseguir mejores resultados.
Experiencia y Explicación
El simple hecho de eliminar ese patrón negativo de nuestro lenguaje y sustituirlo por otro positivo y optimista, nos brindará una de
las herramientas más poderosas para mejorar drásticamente no solo los
resultados, sino también el bienestar y la calidad de vida. Nunca olvide que
cualquier experiencia que declare, no es más que su opinión, el juicio que usted
mismo hace respecto de dicha experiencia, es “su” explicación, más no es la misma realidad (objetiva) para todos.
Tomar conciencia de esto, significa llegar a
comprender que esa opinión la elige y declara usted mismo, en
consecuencia, eso significa que también puede elegir una opinión
diferente, más positiva y optimista en su reemplazo. En general, los eventos son básicamente neutras, nosotros de acuerdo a nuestras creencias, distinciones
y estados de ánimo, somos quienes cargamos de emoción y significado esa experiencia.
Reflexionando:
Un Poema al Optimismo y la Perseverancia
“La
piel se arruga, el pelo se vuelve blanco y los días se convierten en años, pero
lo importante no cambia, tu fuerza y convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero para cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida; detrás de cada logro, hay otro desafío.Mientras estés vivo, siéntete vivo.
Si extrañas lo que hacías antes vuelve a hacerlo.
No vivas de recuerdos o fotos color sepia.
Aun cuando todos puedan esperar que abandones, sigue.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa un bastón...
¡Pero nunca te detengas!
Tu espíritu es el plumero para cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida; detrás de cada logro, hay otro desafío.Mientras estés vivo, siéntete vivo.
Si extrañas lo que hacías antes vuelve a hacerlo.
No vivas de recuerdos o fotos color sepia.
Aun cuando todos puedan esperar que abandones, sigue.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa un bastón...
¡Pero nunca te detengas!
-
Sor Teresa de Calcuta
No hay comentarios:
Publicar un comentario