
¿Qué es lo que lleva a esas personas a cometer semejantes actos?
La escritora e investigadora
norteamericana PhD. Brené Brown, plantea una posible respuesta: El sentimiento de escasez
y la desconexión es lo que nos lleva a la rabia. En su obra mencionada en el anterior newsletter, donde vuelca los
resultados de sus más de 12 años de investigaciones, también nos indica sobre cómo en las últimas
décadas se ha venido aumentando el narcisismo. A través de una metodología computacional,
se ha detectado y analizado que tanto en las redes sociales como en las canciones
populares, hay una creciente tendencia estadística hacia el narcisismo y la
hostilidad. Revelando por ejemplo, que cada vez se utilizan menos palabras como
nosotros y nos y en cambio, abunda el empleo del yo y el mi. En los medios
cada vez se observan menos declaraciones relacionadas con la conexión social y
la empatía, y cada vez más, se destaca un individualismo exacerbado y declaraciones
relacionadas con la conducta antisocial y la rabia. Tendencia que se pueden observar por todas partes, hasta en los niños que desde hace
un tiempo se están criando o absorbiendo, el comportamiento competitivo, narcisistas y cada
vez más egocéntrico del entorno con el que conviven a diario. En mi opinión, ilustra mucho esto, lo que escuché hace
algunos años a un gran sacerdote jesuita respecto del rol de la enseñanza de los hijos: “la educación tan solo orienta, el
ejemplo arrastra”.
Y cada vez hay más evidencias que estamos construyendo una sociedad de personas engreídas y absortas
en si mismas, a las que sólo les interesaría conseguir el poder, el éxito y el atractivo
personal, convencidos que sus opiniones, son una especie de verdad revelada o
“la” verdad. Lamentablemente, el ser humano ha llevado esto a tal extremo, que se ha convertido en la única
especie capaz matar a otros, por el solo hecho de creer que tiene la razón.
Para Brown,
esta situación se debe a que vivimos en
una sociedad que cada vez más privilegia y premia el comportamiento predecible,
lo adecuado y la perfecta ejecución; o sea, donde todo debe estar bajo control
y sin riesgos. Independiente de la audiencia a la que se le pregunte, casi todos
piensan que a estas personas egocéntricas y faltas de empatía que se sienten
superiores, se les debe poner en su lugar con una estrategia y confrontación
directa. Sin embargo, enrostrarles sus
defectos o insignificancia humana, no soluciona el problema de fondo, porque lo
más probable es que la vergüenza sea la causa de su conducta y no la
curación. En efecto, ella platea que: “la máscara que nos ponemos es para ocultar el miedo a la vergüenza
de ser personas comunes y corrientes, a no vernos tan extraordinarios como quisiéramos,
a no ser dignos de que alguien nos acepte o quiera”. En otras palabras, que hoy hombres y mujeres tendríamos la tendencia a sentir pánico frente a la
escasez, a no ser suficientes. No ser lo suficientemente buenos, delgados, exitosos, seguros de si mismo, inteligentes, amables, motivados, perfectos, etc.
Un sentimiento de "escasez y vulnerabilidad"
En general, a las
personas no nos gusta hablar de esto: de nuestras experiencias de falta de conexión.
Al parecer nos da miedo vernos vulnerables frente a otros. Tenemos miedo a sentir vergüenza por una
posible vivencia de desconexión, es decir, que exista algo en mi, que si otros
lo descubren, entonces no seré digno de conexión.
Paradójicamente, las investigaciones y la práctica demuestran que la mejor y más efectiva
manera de lograr conexión con otros, es fluir en la vida y mostrarnos tal cual
somos, es decir, en vez de intentar evitar comportamientos según lo que nosotros creemos
que los demás esperan de mi – mejor, tener conductas menos conscientes y más naturales
donde no temamos mostrarnos vulnerables. Cuando nos relacionamos con otros, no habrá
verdadera conexión si caemos en la trampa de no soltar las barreras o máscaras que nos ponemos por temor a no ser suficientes y preferimos mostrar una mejor imagen. Según Brown, "desde la vulnerabilidad se logra la verdadera y genuina conexión con los demás, presentándonos tal
cual somos, desde nuestra esencia… como en un día domingo en casa".
Resumiendo
Si
sentimos que el mundo se está yendo por el barranco, creo que bien valdría la
pena recordar las palabras de Gandhi “Si quieres cambiar el mundo, cambia tu
primero”. Partiendo por ser los más auténtico posible.
Reflexionando
Aquí
les dejo unas preguntas que pienso ayudan a reflexionar mejor en lo personal y por cierto, en conjunto con el equipo:
· ¿Qué cosa - se la hiciera -
mejoraría notablemente mi(nuestra) forma de vivir y convivir?
· ¿Qué debería ocurrir en los
próximos 90 días para sentir que ha sido el mejor trimestre en mi(nuestra) vida
laboral y/o personal?
· ¿A quién debería(mos) expresar
reconocimiento por sus logros? (Hacer lista)
· ¿De qué o quién podría(mos)
estar agradecido(s) actualmente y no lo hemos evidenciado? (Hacer lista)
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